Las Calaveras son una tradición mexicana en la que con rimas se hace mofa de personajes de la vida pública del país o la región cada día de muertos. Los diarios mexicanos suelen publicar estos versos en sus páginas durante esta época y los dibujantes las acompañan con brillantes creaciones. Uno de los más famosos fue el grabador Guadalupe Posadas y en la época actual los caricatursitas del diario La Jornada. Vale la pena echarles un vistazo.
Acá en Guatemala, en el Colectivo No'j hemos querido hacer algunos ensayos de calaveras. Así que preparamos rimas y dibujos de algunas compañeras que queremos compartir con ustedes en estas época tan especial.
Desde antiguo en mesoamérica como en otras regiones, los muertos no eran dejados al olvido en los cementerios, sino que de alguna forma se incorporaban y reincorporaban a la vida de las comunidades y mantenína viva su presencia de manera permanente, pero que se hacía más palpable y evidente en estas fechas. A los que habían partido se les recibía de vuelta no con temor sino con amor y se les volvía a proveer de cariño y atenciones.
Soledad, la calaca bailarina
A Soledad bailando contenta
la encontramos en el panteón
es que en ese sitio tiene ahora
admiradores por montón.
Se murió por pegar un brinco
andando en su bicicleta;
quiso saltar a un gato
y se partió la maceta.
La velamos noches enteras
para que no estuviera sola
hasta que todas sus primas
terminaron bien bolas.
Cuando el tufito era mucho
tuvimos un gran problema
pues se nos coló un chucho
y se llevó una pierna.
A Sole andar con muletas
no le ha importado nada
y baila con todos los muertos
de noche hasta la madrugada.
De envidia Ana, Gabi y Elma
se dejan adelgazar
que no faltará un muertito
que las quiera llevar a pasear.
La muerte de Ana Lucía
Los perros del todo el barrio
chillan y chillan sin parar
desde que nuestra Ana Lucía
ha dejado de respirar.
Andaba muy tranquilita
corriendo en el deportivo
para tener la figura
más esbelta del Colectivo.
Pero en la décima vuelta
la Parca le puso una trampa:
En una mesa una torta,
Ana pasa, la ve y se la zampa…
El frijol o el chorizo
parece que no estaba bueno
y a la panza le ha caído
como puritito veneno…
Parece que la muerte quería
llevársela de los vivos
para que ponga a los muertos
a hacer juegos cooperativos.
Karlita estiró la pata
Karlita estiró la pata
el viernes de madrugada.
La sociedad quetzalteca
la llora desconsolada.
Marlon lo supo y corrió
a su casa pegando brincos
para ver si en su bolsa
no se llevaba sus cincos.
Daniela lo único que hizo
fue mover la colita
y se comió otro tamal
abrazada a su abuelita.
El pobre Giovanni llora,
llora y llora desconsolado
y se echa otro tequila
volteando para otro lado.
Entretanto doña Karla
no ha perdido ni un segundo
y con Sole y Ana bailan salsa
con los del otro mundo.
Gelito brincó a la tumba
Gelito desde esta noche
hará burla de sus males
pues ya no tendrá que cargar
con su olla de tamales.
La muerte la vio cocinando
y dijo “esto no me parece justo,
la voy a matar de un susto
y me la llevo volando.”
“No vaya a ser que me engorde
a toda la población,
que nadie quiera morirse
y se vacíe el panteón.”
“¿Y ahora, quién podrá defenderme,
dijo Nachito llorando,
si me toca quedar solo
con el monstruo de Fernando?”
Y ya con esta me despido
en esta grata ocasión,
espero les hayan gustado
los versos para este panteón.
Si esta tradición les gusta
escriben un verso para mí,
a mí la muerte me asusta
mejor ya me voy de aquí…
Muerte consolada
La Muerte estaba aburrida
y cargada de trabajo,
“Con tanto político muerto, decía,
esto se ha vuelto un carajo.”
“Algo tengo que hacer
Para arreglar mi propio mundo.
Tengo que poner contrapeso
A tanto político inmundo”.
Y pensando, pensando
en tener gente más sana
no se le ocurrió otra cosa
que ir a buscar a Johanna.
Preguntando por la colocha
llegó caminando a Casaca,
pero allí le dijeron
que se fue a comprar a una paca…
Cuando llegó a esa tienda
pidió un vaso de agua
y le dijeron que Joke
se había ido a Nicaragua.
La muerte regresó triste
de la tierra de Sandino
pues Johanna se había ido a Bélgica
por una botella de vino.
En Bruselas se encontró
con gente de muchas culturas
pero le dijeron que su amiga
se había ido para Honduras.
Cuando la muerte ya estaba
sola, triste y muy cansada,
alguien la abrazó con cariño
y en el Colectivo la invitó a una tostada.
Era nuestra colocha que no aguanta
el ver triste a ninguno,
y se sentó con la muerte
a comer su desayuno…
…Las dos flacas se fueron
cantando con alegría
y ahora en el cementerio cenan
panqueques belgas todos los días.